martes, 29 de marzo de 2016

7 Segundos de Oscuridad

“Perdí la razón, contar una historia que me excita; quiero que sepan que el aire esta frio, como ayer como todos los días, aprisionada en esta sucia celda no puedo huir, huir de este tormento; no creo uqe puedan soportar mi tormento.

El ambiente lúgubre en el que me veo envuelta, ya llega, pero yo no quiero estar para ello, faltan pocas horas para anochecer, la pesadilla se acerca.

Poner fin a mi espantosa vida, es mi ilusión, un sueño tan precario pero a la vez un esplendor, creo que ustedes en mi lugar sentirían lo mismo. ¿Soportarían? La conciencia ahora recién juega conmigo, y se ríe; se ríen voces pequeñas no lo aguanto. Pero no me arrepiento…

Entre a prisión por estos mismos hechos, me atraparon en un momento de necesidad, cuando necesitaba el olor de la sangre, pero ellos no supieron todo lo que hice; no saben que el poder que tuve, la euforia en que vivía. 

Es incierto ya el sentimiento que exhibo, ahora lo medito mejor, no fue lo correcto, recordaba la cara de mis padres cuando fui juzgada, decepción;  mi madre lloraba, mi padre solo habló  para decirme que nunca tuvo una hija y se fue. Era lo más lógico, era predecible esperar aquello de una familia conservadora. En  una acción estúpida perdí a los seres que más amaba, pero también ellos no saben lo que hice. Solo una persona lo sabía, alguien a quien quería, lo más posible es que el este afuera vagando, tal vez recordándome o tratando de olvidarme; gozando la libertad, aunque ahora ya no lo envidio, porque mi libertad es la muerte.

Lo conocí en la universidad, un chico tan callado, me pregunto cómo pudo gustarme aquel hombre. Empecé a hablar con el cuándo hacíamos grupos de trabajo, siempre callado, sus primeras palabras hacia a mi fueron “está bien”, esa tarde me alegre tanto que no podía disimular mi sonrisa, mis amigas se dieron cuenta y me molestaban, pero me gustaba.

Paso mucho tiempo para que él pueda decirme que yo también le gustaba, no saben lo feliz que estaba, era un chico de familia respetable, lo que agrado a mis padres. Pero lo que no sabían era que dentro de él había un ser sádico y misterioso, que era sugestivo. Un completo juego para mi mente, me hacía sentir ser su reina, parecía ser tan sumiso, callado, quería dominarlo; pero ahí estaba la trampa, cuando más me obsesionaba por someterlo, mas caía en el juego, mas necesitaba de él, yo me postraba ante él, sumisa y sin fuerzas para seguir, yo era su esclava.
Disfrutaba con el cada segundo de intimidad, el cumplía con mis fantasías masoquistas. Pero tarde o temprano tenía que despertar de este sueño; mis padres se enteraron que tuve intimidad con él, se enojaron muchísimo, y en un afán expresivo de mi mente, me escape con él. 

Estuvimos viviendo de todo y de nada, vagando, juntos no nos importaba, tomados de la mano siempre, eso creí. 
Y la verdad aquí comienza el juego macabro que comencé a practicar con él, todo con él… 
 
Una tarde caminábamos por una carretera, ya no recuerdo el nombre, íbamos riendo, jugando; el día estaba nublado,las primeras gotas de lluvia empezaban a fragmentarse con la tierra. Y que entrañas ocultas tiene el destino, porque vi un automóvil accidentado, corrimos a ver si había alguien vivo; solo lloraba él bebe de una pareja, los dos habían muerto. Discutí con él, no quería llevarlo, hasta que al final accedió, pero en su mente sádica y retorcida esperaban muchas sorpresas más.... 

Comenzó a llover, el petricor empezó a excitarme. Con él bebé en brazos corrimos a refugiarnos a una cabaña un poco vieja y deshabitada oculta entre bosques de pinos y abetos. Él bebe no paraba de llorar, tenía hambre. 

El bullicio de la noche fue testigo del silencio de una voz, de un llanto cesado; de unas bestias excitándose con la carne. ¿Porque mi mente es tan débil? ¿Porque me deje llevar?
Al final no lo comprendo, solo se que lo que paso fue monumental para dos jóvenes en busca de nada. El me incito a jugar con el niño, de una forma descriptible; la lluvia afuera se agitaba. Colgamos al niño desnudo de las piernas, me desnude;  él en un sillón rechinante se puso a grabar con una cámara, mi acto. Salí a presentarme, tímidamente y con miedo daba palmadas al bebe. Pasaba el tiempo y el me pedía más acción, le agarre el ritmo y me puse a jugar con el niño como si fuera una gata jugando con su bola de estambre, lo rasgaba con mis garras, provocándole un dolor, indescriptible como el que siento ahora. Desgarrando su carne, me gustaba; a veces pienso que él me hizo un monstruo, la perversión se apodero de mí, una furia, euforia descontrolada, empecé a golpearle con un trozo de madera de manera que la sangre me salpicara a mi cuerpo, esta desenfrenada, era el comienzo de una serie de acontecimientos que no pararían, todo el mundo en el que me educaron se desvaneció, ahora solo esta los despojos de un ser, solo de un ser viviente.

La sangre me salpicaba y resbalaba por mi piel, seguía proporcionando contusiones sobre el cuerpo inerte de aquel pequeño, no fue suficiente para mí, tomé la navaja de mi pareja para querer obtener la piel de aquel ser, ahí fue que supe que estaba fuera de mis limites, el me agarro fuertemente de las manos y dijo: “Suficiente”. Yo lo mordí y el me empujó. Me calme, eran las 03:02 a.m., el lugar quedo hecho un desastre, el piso de color rojo desprendía un aroma de matadero; mi razón y mi conciencia en ese momento me hicieron llorar de la impotencia, me preguntaba que había hecho, esa no era yo, ¿qué hare después?
Calme mi miedo, nos pusimos a limpiar el lugar, fue fácil limpiar el lugar ya que el suelo era tierra, los despojos y los trozos de lo que quedaban del aquel ser que algún día había tenido vida, los enterramos lejos del lugar de su muerte, un rio cercano fue nuestro cómplice al disolver en su ser,  la sangre de mi cuerpo. Recuerdo el rostro de aquel bebe, una mirada dulce, tan delicado...

Pasaron dos años, juntos a viajamos por América Latina, objetos errantes, sin un valor razonable, en la internet más oscura vendimos el video que se grabó hace tiempo. Obtuvimos mucho por ello, en una era donde las redes e acrecientan, las expectativas de vender ese video fueron casi nulas, pero no contábamos con que el hombre desea lo más prohibido, estaría dispuesto a pagar cifras significativas por satisfacer sus gustos humanos.  

Las ganas de volver a hacerlo nos invadieron, unas ansias de cometer otro crimen perturbaban mi conciencia, compramos dos niñas a una familia desesperada por sobrevivir, las vendieron como si fueran objetos, ¿A su familia no les importara sacrificarlas? ¿El destino de esos seres, fue caer en nuestras garras? 
De la misma forma obtuvimos a tres niños más, no pasaban de los tres años, hundidos en nuestro cielo, de la misma manera, la mayor de todas nuestras víctimas fue la segunda en morir, mi pareja consiguió cinco perros callejeros, nos estacionamos en una choza a las afueras de una ciudad la cual no recuerdo ahora, solo se vienen a la mente de esa niña gritando y llorando mientras los perros la desgarraban, despedazaban su carne, hambrientos…


Pero no quiero hablar sobre ello, el tiempo se agota, necesito morir, no soporto, lloro de dolor;  un dolor que no se compara a lo que les hice a esos seres. Mártires y yo,  una cobarde que planea con alegría su muerte.

Ya no puedo aceptar que ellas vengan y me desgarren en la oscuridad. Tan solo siete segundos cada noche desde que estoy en este lugar; hace casi diez meses que empezó todo…

Ellos, su presencia lo siento, la primera noche fue un horror como todas las noches, trato de dormir y cuando concilio el sueño, vienen y me deterioran el alma, su llanto y sus risas se mesclan en un sonido infernal, despierto pero no puedo gritar, sacar el dolor que llevo dentro, ellos me lo impiden, pero continúan atormentándome, no creería nadie lo que me pasa, es tan real, como tú y como yo, sus almas, mi conciencia, la oscuridad se apodera solo de mi ser, en este punto les seré sincera, es inútil pedir perdón, un pasatiempo macabro se convirtió en mi tormento, es ahora que me arrepiento de lo que paso.

Pretendo firmemente que cuando caiga, ya no volveré a tener miedo, ya no volveré a vivir, ni a sentir que cada noche el miedo se apodere de mí, ya no volvere a abrigar en mi ser, siete segundos de oscuridad."